El flujo de pago es una de las etapas más importantes al invertir en una propiedad en Brasil. Comprender cómo se estructura te permite planificar con previsión, reducir la incertidumbre y mantener el control financiero durante toda la operación.
En la mayoría de los proyectos en construcción (al pozo), las constructoras ofrecen planes de financiamiento directo, sin bancos intermediarios.
El comprador realiza una entrada inicial que suele representar entre el 20 % y el 30 % del valor total del inmueble.
El resto se paga en cuotas mensuales durante el período de obra, normalmente entre 24 y 48 meses, según el avance del proyecto.
Las cuotas se actualizan por índices oficiales como el CUB/SC (Costo Unitario Básico de la Construcción) o el INCC (Índice Nacional de la Construcción Civil), reflejando la evolución real de los costos y manteniendo equilibrio entre el valor invertido y el progreso de la obra.
Al momento de la entrega, se paga el saldo final, que puede cancelarse al contado, refinanciarse directamente con la constructora o, en algunos casos, gestionarse a través de crédito local si el comprador cumple los requisitos.
Algunos inversores también eligen ceder los derechos del contrato antes de la entrega, generando rentabilidad anticipada.
En propiedades listas para escriturar, los pagos suelen ser más simples: el comprador puede abonar al contado o realizar una entrada y el saldo a corto plazo, generalmente en un máximo de 4 a 5 meses (si aplicase).
Planificar bien el flujo de pago es esencial para invertir sin sobresaltos.
Un acompañamiento profesional permite adaptar el calendario financiero a tu realidad, combinar previsibilidad con rentabilidad y disfrutar del proceso con seguridad y confianza.
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