Brasil es un país abierto a la inversión internacional en el sector inmobiliario. Su marco legal coloca al comprador extranjero en igualdad de condiciones que un ciudadano brasileño, siempre que cumpla con algunos requisitos formales simples. Conocer estos derechos y deberes es fundamental para invertir con confianza.
1. Derecho a adquirir propiedades urbanas
Cualquier persona extranjera puede comprar inmuebles urbanos en Brasil: departamentos, casas, lotes en ciudad o unidades en condominios.
La única restricción aplica a tierras rurales o en zonas de frontera, que requieren autorización especial del gobierno. En áreas urbanas, como Florianópolis, la compra es totalmente accesible.
2. Identificación fiscal (CPF)
Para realizar la compra es necesario obtener un CPF (Cadastro de Pessoa Física), equivalente al número de identificación fiscal.
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Puede solicitarse aun sin residir en Brasil.
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Permite abrir una cuenta bancaria, registrar la escritura y pagar tributos.
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Es un trámite rápido y sencillo, que habilita formalmente al extranjero a operar en el país.
3. Seguridad en el registro de la propiedad
Toda compraventa debe formalizarse en escritura pública y luego inscribirse en el Registro de Imóveis.
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Con este paso, la propiedad queda oficialmente a nombre del comprador.
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El registro es público, lo que garantiza transparencia y evita dobles ventas.
Este procedimiento es el que ofrece al inversor la máxima seguridad jurídica.
4. Costos claros y regulados
Los tributos y gastos asociados a la compra son simples y predecibles:
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ITBI (Impuesto de Transmisión de Bienes Inmuebles): en Florianópolis equivale al 2 % del valor declarado.
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Escritura y registro en cartorio: suelen representar entre 1 % y 1,5 % del valor.
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Impuesto anual (IPTU): similar al inmobiliario en otros países, calculado según el valor fiscal de la propiedad.
El inversor paga exactamente lo mismo que un comprador brasileño, sin costos adicionales por ser extranjero.
5. Financiamiento y transferencia de fondos
Los extranjeros tienen acceso a diversas facilidades:
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Financiamiento directo con la constructora en proyectos al pozo.
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Apertura de cuentas bancarias locales para administrar pagos.
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Posibilidad de transferir recursos desde el exterior de forma oficial y registrada en el Banco Central, lo que también permite repatriar capitales en el futuro.
6. Conclusión
Invertir en Brasil significa ingresar a un mercado sólido con reglas claras. El comprador extranjero tiene los mismos derechos que un nacional y, al cumplir con los requisitos básicos (CPF, escritura pública y tributos reglamentados), asegura que su inversión quede protegida y respaldada por la ley.
Este equilibrio entre transparencia y seguridad convierte a Brasil en un destino confiable para quienes buscan diversificar y crecer en el mercado inmobiliario internacional.